martes, 28 de abril de 2020

L'Almoina de Valencia: Patrimonio e Historia de una ciudad



Resumen: Ante la necesidad de concienciar sobre lo importante que es mantener estudios vinculados al pasado y al patrimonio, realizamos una recomendación, para el interesado lector, de un museo arqueológico que representa a la perfección cómo es la evolución histórica de una ciudad.

Introducción

Fotografía panorámica de la Plaza de la Virgen de Valencia
            En la Plaza de la Virgen, una de las localizaciones más icónicas de la ciudad de Valencia, encontramos edificios emblemáticos de la antigua capital del Reino de Valencia, tales como la Basílica de la Virgen de los Desamparados, el Palacio de la Generalitat Valenciana, y la Fuente del Turia, donde una estatua de un hombre sosteniendo una cornucopia y rodeado de doncellas representa al río Turia y todos sus afluentes (dicen que el modelo fue un profesor de la Universidad de Valencia). En esa plaza, la Puerta de los Apóstoles congrega al Tribunal de las Aguas todos los jueves a las 12 desde hace más de mil años, siendo la institución jurídica vigente más antigua de Europa, y en esa misma plaza es donde termina la Ofrenda de Flores, una de las actividades más importantes de Las Fallas.
            Estamos hablando de una plaza cuya cultura e historia son de un valor incalculable, y es ampliamente visitada por turistas de todos lo rincones del mundo.
            Pero hoy no vamos a hablar de La Plaza de la Virgen, sino de un pequeño museo situado detrás de ella, en la plaza que recibe el nombre en honor al yacimiento histórico que hay. El Museo de L’Almoina, en el que se encuentra el mayor yacimiento arqueológico de la ciudad de Valencia, remontándose desde su fundación romana hasta el periodo musulmán y el del Reino de Valencia de Jaime I, realizando un recurrido de la historia de la urbe por más de 2000 años, en el que este lugar siempre se situó su centro político, religioso y cívico.

Plaza de la Almoina. Foto obtenida de Tourismvalencia.com

Historia de Valencia expuesta en L’Almoina

 
Recreación de la ciudad de Valentia Edetanorum (actual Valencia) en época romana

            La antigua ciudad de Valentia fue fundada en el año 138 a.C. por Décimo Junio Bruto al licenciar a sus tropas de las campañas lusitanas y concederles tierras en lo que actualmente se correspondería con el casco antiguo de la Ciudad de Valencia. Cerca del Cardus y el Decumanus Maximus (las dos calles principales de una ciudad romana) se ha encontrado un pozo de una profundidad de 3,29m en el que habían piezas cerámicas como ollas, cazuelas, morteros, vajilla de mesa y recipientes de muchos tipos. 

            Valentia fue destruida por Pompeyo en el 75 a.C. durante las guerras Sertorianas. La ciudad, destruida, fue abandonada, y en L’Almoina se ha corroborado esta destrucción bélica con el hallazgo de armas y 17 esqueletos de soldados ejecutados. 

            No obstante, hacia el final del reinado de Augusto se tienen signos de nueva presencia humana, y se sabe que fue refundada entre los años 5 a.C. y 5 d.C. con categoría jurídica de colonia romana. En esta etapa, se construirían todos los elementos propios del urbanismo romano, incluyendo el circo, pero también edificios conservados en L’Almoina como el foro, el ninfeo, la curia y la basílica. La construcción de la Via Augusta en el siglo I d.C. permitirá a Valentia una conexión con la propia ciudad de Roma, pues el cardo de la ciudad coincidía con ella. 


Recreación de Valentia en época visigoda


            Tras la caída del imperio romano en el siglo V d.C., los visigodos ocuparon la península ibérica y la ciudad de Valentia pasó a formar parte del reino visigodo de Toledo. En esta época, l’Almoina sigue siendo la zona principal de la ciudad, pero el antiguo foro y su entorno han sido convertidos en el conjunto episcopal, en el que predomina una gran catedral rodeada de cementerios, iglesias, palacios y demás edificios romanos que aún se mantienen en pie. En la actual Almoina quedan los restos de baptisterio de mediados del siglo VI, conocidos como “cárcel de San Vicente”. Se cree que este baptisterio presentaba una planta cruciforme, y fue construido con muros de sillares romanos. Hay que tener en cuenta que a principio del siglo IV el diácono Vicente fue martirizado en Valencia. Sobre los escombros de la cárcel de San Vicente, donde se supone que sufrió su martirio, se levantó un ábside con forma de herradura, único vestigio del edificio.  

            De todas maneras, y aun sobreviviendo como centro urbano por ser sede episcopal, se tiene constancia de que la ciudad estaba despoblada y casi vacía. Será en el periodo musulmán cuando Valentia, ahora en esta época llamada Balansiya (nombre que llevará también la taifa homónima) o Madinat al-Turab ("Ciudad del Polvo"), una renovación urbanística. Encontramos evidencia de esto en la ocupación de una parte de la muralla islámica, perteneciente al alcázar del siglo XI.

            Ya sería durante el periodo del Reino de Valencia cuando el lugar recibiría el nombre de l’Almoina. Será en el año 1303 cuando el obispo Ramón Despont funde l’Almoina de la catedral de Valencia, la cual era una institución benéfica dedicada a la limosna y a la manutención de personas sin recursos. A lo largo de toda su historia, el edificio fue variando en sus funciones destinándose una de sus salas como escuela de gramática y teología a partir del siglo XIV o bien como cárcel para refugiados acogidos a la inmunidad eclesiástica entre los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, el edificio fue derribado en el siglo XIX.



Descubrimiento de L’Almoina y creación del Museo

Fotografía aérea realizada durante una rehabilitación del yacimiento arqueológico de L'Almoina (2003)

            En 1985, la Basílica de Valencia compró unos terrenos que más tarde serían conocidos como la Plaza de L’Almoina. En un principio, estarían destinados a un proyecto de ampliación de las propiedades de la iglesia presentes en la zona, pero se anuló el proyecto al encontrarse en las excavaciones los restos de lo que fue la ciudad romana de Valentia, el origen de la ciudad de Valencia, tanto en época republicana como en época imperial. El ayuntamiento de Valencia compraría el terreno y realizaría las necesarias intervenciones arqueológicas, inaugurándose en 2007 el Museo Arqueológico de L’Almoina, ofreciendo a todos los visitantes del museo el acceso al complejo arqueológico.


¿Qué podemos encontrar?

            Este subsuelo arqueológico ocupa una superficie de 2.500 metros cuadrados y conserva restos arqueológicos que muestran la evolución de la ciudad desde el siglo II a.C., de época romana, hasta el siglo XIV, ya de época medieval, pasando por el periodo musulmán de Balansiya y la Valentia visigoda.


Maqueta en bronce del yacimiento arqueológico

            El centro arqueológico está dotado en cada uno de los yacimientos arqueológicos expuestos una perfecta explicación cronológica y descriptiva de éstos en paneles de fondo negro y letras blancas, haciendo la lectura más cómoda para los alumnos. Además, al lado de estos paneles están colocadas pequeñas maquetas de las respectivas construcciones, claramente adaptadas a las personas con discapacidad visual, dado que están acompañadas del nombre del hallazgo arqueológico en braille.
            Dentro de L’Almoina, pueden encontrarse muestras de la cultura romana tales como unas termas, un ninfeo, fragmentos del cruce entre el Cardus y Decumanus Maximus, una necrópolis, un Horreum, restos del foro de la antigua Valentia con la correspondiente maqueta del mismo, un arco de la entrada al foro, la curia, y una factoría de época imperial, y una sección dividida en dos partes de la cerámica encontrada
            Al entrar en el centro arqueológico el visitante podrá observar la maqueta completa del subsuelo arqueológico que van a visitar. La vista empieza bajando a la planta baja para luego subir a la planta superior.


Fotografía de las 3 zonas (Frigidarium, Tepidarium y Caldarium) de las Termas romanas de L'Almoina

            Al bajar las escaleras los visitantes podrán ver las tinajas a su izquierda, para luego avanzar y encontrarse el primer edificio, unas termas datas de la época republicana. Tras las termas, avanzamos hacia lo que en época romana era la salida de la ciudad de camino hacia el circo, y podrán ver el ninfeo, edificio funcionaba como una fuente monumental en la época romana. Después llegarán al cruce del Cardus y el Decumanus maximus, y luego pasarán a ver las necrópolis romanas y la escultura del león postrado, al lado de un altar funerario.

Recreación en bronce del Forum romano y del Horreum allí situado 
            Luego pasarán a ver la maqueta del foro y de Horreum, y acto seguido pasarán a ver los restos propios del foro. Después verán los restos de una entrada al foro, formada por dos columnas y el arquitrabe, formándose así como un arco arquitrabado. Así mismo, también puede verse una maqueta del foro de época imperial y la curia en el que se reunía el senado de la ciudad de Valentia, para luego visitar la sección en la que podrán ver los restos de la basílica. Ya antes de subir se verían las factorías de época imperial, habiendo pasado el ábside de la iglesia de periodo visigodo.

            Tras terminar con el piso de abajo, los visitantes podrán acceder al piso superior, y verán un vídeo sobre la historia y la evolución del centro arqueológico, desde la fundación de Valentia, pasando por el propio descubrimiento de los restos arqueológicos. Después, ya para finalizar, observarán la cerámica tanto del periodo romano como el islámico para observar los restos materiales de estos periodos.


Conclusiones

            L’Almoina supone para aquel que la visita una experiencia única, sin importar si el visitante es un estudioso de la historia, un recién iniciado en ella o un alumno de secundaria que todavía está aprendiendo. Una de sus características más destacables es que es un museo perfecto para una primera toma de contacto con el apasionante mundo de la arqueología y de la historia, dado su alto valor pedagógico.

            A este valor pedagógico se suma también que la visita y el estudio de L’Almoina nos puede inculcar tanto a nosotros como a los más jóvenes el respeto al pasado y a la multiculturalidad, dado que el estudiando el pasado de la ciudad de Valencia nos permite hacernos conscientes de que una población, una ciudad, una sociedad, no es algo monolítico y fijo, sino que es el resultado de una amalgama de las culturas y personas que la precedieron. Ello nos ayuda a poder estudiar y comprender culturas diferentes y distantes a la nuestra en tiempo o en espacio

            Pero otro elemento que debemos de reconocerle al centro arqueológico de L’Almoina es el cómo refleja el cambio y la continuidad de la ciudad de Valencia.

            El centro es en sí mismo muy pequeño, y no alcanza en magnitud y popularidad a otros monumentos o enclaves históricos, como pueden ser un anfiteatro o una catedral. 

            Sin embargo, destaca en el hecho de que es prueba física de la evolución de una ciudad a lo largo de los siglos, y cómo ésta, a pesar de todos sus cambios y eventos, perfectamente reflejados en L’Almoina, ha mantenido su importancia y estatus como urbe habitable, adaptándose a las necesidades e inquietudes de las personas que habitaron en ella.

            Si viéramos una ciudad como si fuera un árbol, nosotros estaríamos habitando las zonas equivalentes a la copa y el tronco, siendo las raíces los enclaves arqueológicos que antaño fueran la urbe cuando apenas era un brote. Raíces que, por desgracia, no siempre están disponibles para su estudio y disfrute por aquellos que actualmente nos movemos y conocemos el tronco y el árbol.
            
             Así pues, gracias a L’Almoina podemos visitar, y al mismo admirar, las bellas y antiguas raíces de ese hermoso naranjo que es la Ciudad de Valencia.

Fdd. Bernat Sunday


Bibliografía y consultas web

- Díez Arnal, J. (2008). Centro Arqueológico de la Almoina - Plaza de la Almoina . Nov. 14, 2018, de Centro Arqueológico de La Almoina, Sitio web: http://www.jdiezarnal.com/valencialaalmoina.html.

- Escrivà Chover, Mª Isabel (2010). Guia del Centre Arqueològic de l'Almoina. València: Ajuntament de València, Delegació de Cultura. Centre Arqueològic de l'Almoina (València).

- Marín Jordà, Carmen (1999). L'Almoina : de la fundació de València als orígens del cristianisme . València : Ajuntament de València.

- Redal E. Juan (Dir), (2007). La forma de vida de los romanos. En Geografía e Historia, 1º de la ESO Comunidad Valenciana (Pp. 236-247). Madrid: Ediciones Voramar Santillana, proyecto Casa del Saber.
- Ribera i Lacomba, Albert; Rosselló Mesquida, Miguel (1999). L'Almoina : el nacimiento de la Valentia Cristiana. València : Ajuntament de València. Quaderns de difusió arqueològica ; 5.

viernes, 17 de abril de 2020

EL EJÉRCITO RUSO QUE LUCHÓ POR EL TERCER REICH




Voluntarios luchando por los nazis


Durante la Segunda Guerra Mundial, es frecuente ver unidades y ejércitos formados que
pasaron muy desapercibidos en los libros de historia. Ciertos individuos que viven en
países de los Aliados y del Eje, acaban desertando o exiliándose, para servir al otro
bando ya sea por afines ideológicos, reclutados por la fuerza, o por el hecho de creer
que estaban haciendo lo correcto, al considerar que su país estaba yendo por el camino
equivocado.



"Cartel de propaganda de las SS Europeas"

El Weer alemán buscaba soldados afines ideológicamente de los países ocupados
(Francia, Países Bajos, Bélgica, Italia, Dinamarca, Noruega, Letonia, Bielorrusia,
Estonia, Ucrania y Rusia), ante la creciente necesidad de cubrir la demanda de carne
fresca en el frente y la retaguardia. En algunos casos se forzaba a reclutar a prisioneros
de guerra o la población local, pero era más frecuente ver franceses defendiendo las
playas de Normandía, o ucranianos luchando en 1944 en el frente oriental, por creencia
en que el nacionalsocialismo era el mejor aliado para sus respectivas patrias.


Los soldados de los Ostbataillonen y los Ostelegionen se diferenciaban por ciertos motivos, aunque ambos coinciden en vestir uniformes de la Wehrmacht y estar pobremente armadas. En 1943 los Ostbataillonen se movilizaron completamente equivaliendo a 30 divisiones alemanas. A pesar de lo que se cree que ocuparon la primera línea de combate, estas divisiones estaban asignadas a misiones de retaguardia, para liberar a las tropas alemanas de estas tareas que eran más necesarias en el frente, donde la situación cada vez se hace más crítica. 

"Soldados musulmanes de la 13ª División de Montaña, posando antes de rezar a Alláh"

Las Ostelegionen en cambio, formaban divisiones diferenciadas por la propia etnia o “raza” como gustaba dividir a los alemanes, por voluntarios de países extranjeros, que incluían a la Legión Musulmana, la Legión Armenia, la Legión Georgiana, y la más importante de todas, el Ejército Ruso de Liberación o conocido como “Ejército de Vlasov”.


Los orígenes de un movimiento antibolchevique en plena guerra


La creación de formaciones de voluntarios de países ocupados de la Unión Soviética fue patrocinada por el Departamento de Inteligencia del Estado Mayor, creando la Sección de Ejércitos Extranjeros al Este, denominada “Fremde Heere Ost”. Los alemanes vieron una posible arma de propaganda si formaban un ejército ruso anticomunista luchando junto a ellos otorgando a su vez un efecto de guerra psicológica al enemigo.

El primer antecedente lo vemos del Mariscal von Hock en 1941, que habló personalmente con Hitler para que diera luz verde al proyecto de organización del Ejército de Liberación. Cuando Hitler, reacio, pero mostrando cierto interés, preguntó cuanto tardarían en llevarlo a cabo, von Hock se apresuró a decirle que ya estaban movilizando un total de 200.000 voluntarios rusos de los campos de prisioneros de Smolensk, que se habían mostrado reacios a Stalin.

" La 15ª Cuerpo de Caballería Cosaca de las SS, antes de realizar una última batalla"

Una de las primeras compañías de voluntarios del Ejército Nacional de Liberación se organizó en 1942 por el capitán Kaminski, blanqueado por la propaganda alemana como un ruso patriota. Sus hombres jamás llegaron a llegar a un numero considerable antes de que Himler en 1944 cuando adquirió el control del ejército, lo reorganizase en una legión de las SS en Prusia Oriental. La Brigada de Kaminski realizó auténticas barbaridades en el Frente Oriental, y participaron en ejecuciones masivas de polacos tras el levantamiento de Varsovia, hasta que finalmente los propios nazis decidieran fusilar al propio Kaminski.

Si hablamos de una mayor organización en este tipo de fuerzas auxiliares, las encontramos en las “Ostlegionen” o Legiones del Este, bajo la concepción de Rosenberg, estaban formadas por voluntarios no rusos nacidos en aquellos países que no estaban en el alcance del Lebensraum de Hitler.  El 30 de diciembre de 1941, un memorándum de alto secreto ordenó que el Comando Supremo creara, primero la Legión Turkestani, luego la Legión Georgiana compuesta por georgianos en 14 batallones, y la Legión de Armenia.



"Soldados cosacos del Ejército de Liberación de Ucrania, preparando un mortero Granatwerfer 42"



Una legión no implica una formación táctica, sino un conjunto de unidades nacionales de etnias minoritarias no alemanas que tenían entrenamiento militar. La Legión de Turquestán, que estuvo compuesta por oficiales alemanes, azerbaiyanos y otras nacionalidades asiáticas, estuvo considerada una de las mejores consideradas por los alemanes, empleadas para defender Yugoslavia e Italia.

En verano de 1942 llegó la Operación Azul, y la ofensiva hacía el Cáucaso y la ciudad de Stalingrado, lugares habitados por cosacos, que fueron brutalmente represaliados tras el fin de la Guerra Civil Rusa. Los cosacos ayudaron a los alemanes y no tardaron en alistarse entre sus filas, formando 16 escuadrones de caballería que más tarde se incorporaron a las filas de las SS. Los cosacos no tuvieron piedad con los soldados soviéticos, asesinando tanto a soldados que se rindieron como la población rusa de la zona. La creación de un ejército cosaco fue bautizada como Movimiento Nacional Cosaco de Liberación.

Vlasov, el general ruso que decidió cambiar de bando


·El general Vlasov, posando con un soldado de la ROA que empuña una ametralladora soviética"


El general Vlasov nació en 1900, de familia de campesinos ricos, reclutado por el Ejército Rojo en 1919 y que ascendió rápido como oficial. Había sido clasificado por los bolcheviques como "kulak" y condicionado por ello de por vida. En 1938, ya un general mayor, Vlasov actuó como asesor militar soviético de Chiang Kai-Shek en China. En diciembre de 1939, regresó a Rusia y recibió el mando de una división. Desde 1941, Vlasov estuvo sirviendo como comandante clave del Ejército Rojo, viendo de primera mano la catástrofe de Kiev, y participando en la Defensa de Moscú llevada a cabo por Zhukov, que terminó con una victoria soviética que derrumbó la Operación Barbarroja. El 7 de enero de 1942, se le asignó la tarea de romper el cerco de Leningrado en la Operación de Lyuban, consiguiendo romper las defensas del 18º Ejército Alemán y ocupando un total de 70 kilómetros. Sin embargo, el éxito se convirtió en su propia trampa, ya que los alemanes rodearon su ejército aniquilándolo por completo.

Fue trasladado a un campamento especial y cómodo para prisioneros importantes, donde fue sometido a una sutil propaganda que jugó con su aversión al sistema soviético. Pronto los partidarios alemanes de colaboración con el movimiento antisoviético supieron en seguida que Vlasov, era su hombre. Fue trasladado a Berlín, donde se entrevistó con el propio Joseph Goebbels, para diseñar un posible gobierno provisional nacionalista ruso cuando la URSS hubiera sido derrotada, junto con la creación de un ejército ruso que luchara junto a los nazis.

En 1943, Vlasov se presentaría en numerosos campos de prisioneros de Smolensk, Mohylev, Borisov y otros muchos lugares, donde realizó numerosos discursos para convencer a los prisioneros soviéticos de volverse en contra de Stalin. El 15 de abril de 1943, estalló un escándalo, cuando salió en los periódicos el general ruso lanzando discursos políticos, que enfado al propio Hitler cuando escuchaba decir que Vlasov se autoproclamaba futuro líder de los rusos. La Gestapo volvió a llevar a Vlasov al campo de prisioneros, y su proyecto fue congelado.

"Vlasov frente a sus hombres, lanzando un discurso inspirador antes de la batalla"

En ese mismo año, los voluntarios soviéticos dentro de los Ostbatallionen aumentaron considerablemente alcanzando cifras de casi un millón. Sin embargo, otra polémica interrumpió el proceso, cuando los alemanes se quejaban de que los rusos perjudicaban a los soldados alemanes con conductas impropias, incluido la desconfianza creciente de que los alemanes lucharan codo a codo con las mismas gentes a las que habían combatido en el pasado. Esto llegó a oídos de Hitler que de inmediato volvió a disolver todas las formaciones orientales, salvo 80.000 rusos que fueron llevados a Francia para trabajar como mano de obra. Se decía que Hitler, por aquel entonces obsesionado con toda la actividad del frente oriental tras lo ocurrido en Stalingrado, quería que se le informase durante todo el tiempo el progreso de disolución de los Ostbatallionen. El alto mando alemán cada vez más histérico con el propio Furher, al ver que cambió de opinión otra vez, debido a las consecuencias que tendría retirar del frente a casi un millón de soldados. Hitler pidió que se disolvieran únicamente las formaciones que se consideraran sospechosas.

Durante este periodo de tiempo, se movilizó un Ejército de Liberación Ucraniano derivado de la antigua Legión Ucraniana, que se disolvería en 1944 al negarse a tomar parte de las represalias hacia la resistencia polaca. Las tensiones entre las SS y las divisiones orientales no podían estar peor que en ese momento. Por circunstancias de la guerra, en julio de 1944, se produjo un giro de los acontecimientos. Himmler, aquel que había saboteado el proyecto en más de una ocasión, se convirtió en el mayor aliado de Vlasov. En aquellos momentos Alemania estaba perdiendo la guerra, y se pensó que valía la pena en intentar una política diferente a la del pasado tal como estaban las cosas. Por lo que el general Vlasov hizo una declaración de Manifiesto de Smolensk, proclamando la Nueva Rusia, “todas las personas obtendrán la libertad nacional, incluido el derecho a la libre determinación”.


La creación del ROA


En 1944, excepto Himmler y Hitler, nadie dudaba de la inminente derrota alemana en la guerra, pero curiosamente, de los campos de prisioneros y de refugiados, hubo un gran número de voluntarios a participar dentro del Ejército de Vlasov, prefiriendo morir en una tierra extraña a seguir viviendo en la URSS, pero es bien sabido que muchos fueron forzados a servir durante este tiempo por las SS que por convencimiento propio.

El erróneamente llamado “ROA”, Ejército Ruso de Liberación, ya que no llegó a existir nunca como fuerza militar unida, se originó en noviembre de 1944, seis meses antes de que la guerra terminase. Sus unidades empezaron su recorrido con una logística alemana cada vez peor, donde la escasez de armas y equipo se hacía cada vez más evidente sumado a la situación crítica del Tercer Reich sitiado desde Francia, Italia y el Frente Oriental. Los grandes empresarios alemanes se quejaban de que parte de sus trabajadores rusos tuvieran que abandonar la perjudicada industria bélica para ir a servir al frente. Hay que decir que el ejército ruso no hubiera tenido tantos voluntarios de no ser por el trabajo de Vlasov en estos dos años de confinamiento, participando como carne de cañón que alivió en gran medida a las menguadas fuerzas alemanas.

"Soldado ruso del ROA, en el que se pueden ver las disntinas insignias del Ejército de Liberación Nacional, y armado con un PPSH 41".

El cuartel general del ROA contaba con la brigada de reserva, un batallón de ingenieros, escuela de oficiales, y otras unidades complementarias que formaban en total, unos 25.000, formándose junto a la 2ª División. El Cuerpo de Caballería Cosaca de 50.000 hombres estaba dirigido por el general von Pannwitz junto con el Cuerpo de Defensa Ruso de Serbia, que sumaba 15.000 efectivos. La 1ª División tuvo el objetivo de capturar la cabeza de puente soviética de Frankfurt en 1945. Sin embargo, con la falta de artillería, apoyo aéreo y escasos de munición, contra el poderío militar del Ejército Rojo, el ataque fracasó.


Desconfianzas dentro de las propias líneas. Vistos como enemigos fuera y dentro del frente


Hasta mediados de 1944, tras dos años Vlasov intentado convencer a los nazis de la importancia de un movimiento antisoviético entre los rusos, Hitler, luchó con todas sus fuerzas contra aquellas unidades y movimientos nacionales que luchaban con la Werhmatch. Incluso cuando ya cuando Hitler tuvo su total aprobación y promoción personal, siguió dudando de aquellos rusos. El 27 de enero de 1945, Hitler dijo lo siguiente: “Uno no tiene sentido del honor aquí. Cada desgraciado se pone un uniforme alemán. Siempre estuve en contra de ello.”

"Última fotografía donde aparece Hitler, realizada no oficialmente, antes de morir"

El desarrollo de un movimiento antisoviético no se perjudicó a causa de los problemas incluso a sabiendas del mal trato que estas formaciones extranjeras sufrían de los comandantes alemanes. Eran consideradas tropas de tercera, a las cuales, siempre estaban en último orden de espera en el racionamiento de recursos, y en la mayoría de los casos servían como carne de cañón. Hasta 1944, no se puso en vigor una normativa por parte de Hitler para garantizar los derechos de los soldados no alemanes. Aun así, en muchos casos cuando estas tropas estaban en acción se dejaron solos en lugar de retirarse a tiempo; esto a menudo resultó en un desastre para ellos. La guarnición del Atlantikwall, en su mayoría, estaba formada por ellos, y perecieron en la defensa de Normandía.  A finales de agosto, los estadounidenses sólo habían hecho prisioneros a un total de 20.000 soldados de procedencia oriental, incluido un soldado coreano llamado Yang Kyoungjong, reclutado por el Ejército Imperial Japones, capturado en la batalla de Khalkhin Gol por los soviéticos, enviado a un gulag, para luego ser reclutado junto a otros prisioneros japoneses para luchar contra los alemanes en occidente, siendo caputrado en 1943 por los alemanes en la Tercera Batalla de Jarjov, para unirse a los “Eastern Batallions”. 

El momento de salvar la vida al final de la guerra.


Por aquellos momentos de finales de abril de 1945, los alemanes tenían la prioridad de defender Berlín de una ofensiva final por parte de Stalin en el que 766.750 soldados, que en parte estaban formados por policías, miembros de juventudes hitlerianas y milicianos del Volkssturm, se enfrentarían a cerca de 4.500 millones de soldados rusos, un total de 286 divisiones. Esto provocó que la fuerza rusa fuese trasladada a Checoslovaquia para su defensa donde Vlasov se unió a Bunyachenko. En Praga, Vlasov recibió la noticia de que la ciudad parecía objetivo del ejército aliado como del soviético, lanzando operaciones conjuntas.

"El mariscal soviético Konev, tras la liberación de Praga"

El 5 de mayo trató de convencer a los oficiales rusos de que era el momento de pedir un levantamiento contra los alemanes en Praga, lo que hizo que se comunicaran con el ejército estadounidense para pedir que acudieran a Praga, donde ellos mismos les ayudarían a tomar los puntos clave de la ciudad, a cambio de que aceptaran su rendición y no les entregasen a los soviéticos. Lo que desconocía la ROA, es que Estados Unidos y Reino Unido junto con Stalin, habían jurado por lo más sagrado no hacer tratados independientes entre ellos, por lo que se negaron rotundamente. La suerte no acompañó a Vlasov, el ejército alemán consideró a Checoslovaquia como último bastión del Reich en caso de que Berlín cayera, y así fue. El 30 de abril Hitler se suicidó junto con parte del Alto Mando, y Ferdinand Schörner no pensaba rendir los últimos restos del Reich Alemán. Hermann Frank anunció que los levantamientos de Praga se convertirían en un “mar de sangre”. La situación en la ciudad checa era un absoluto caos, sumado a que Churcill quería quebrar su pacto con Stalin intentando convencer a los americanos de tomar la ciudad. El Ejército de Liberación al mando de Bunyanchenko, pensó que si ayudaban a los soviéticos a tomar la ciudad podrían perdonarles la vida, por lo que ayudaron a la población a armarse y luchar contra sus antiguos aliados.

La primera división lucho en una batalla campal contra las Waffen-SS, con ayuda de insurgentes checos, logrando salvar parte de la ciudad de la destrucción de los nazis. En cuanto la situación en Praga se descontroló para Schörner, que vio que toda esperanza de tener una paz honorable se había perdido, decidió rendirse a los soviéticos, cayendo así los últimos ejércitos en activo del Tercer Reich. Miles de soldados rusos de la ROA tras terminar la batalla, huyeron de la ciudad a tiempo con esperanza de rendirse al Tercer Ejército del General Patton.

"Los miembros de las SS, hicieron auténticas barbaridades en el Frente Oriental, como estos soldados alemanes, que tras violar a una enfermera de la Cruz Roja soviética, es ahorcada y humillada. Muchos cosacos fueron participes de las matanzas de civiles rusos en Ucrania, como venganza hacia el régimen socialista. La mayoría de ellos fueron culpados por Crímenes contra la Humanidad."

Pero los americanos, siguieron siendo fieles a su pacto con la URSS, y los comandantes estadounidenses no querían salvarle la vida aquellos que habían desertado de sus obligaciones militares. La 44º división de infantería entregó a estos combatientes a los soviéticos, en un momento incomodísimo, donde los estadounidenses entregaban a su muerte a miles de soldados rusos, incluso a sabiendas de que eran desertores que habían colaborado con los nazis. El relato soviético habla de un momento incomodos sumado a vergüenza. Muchos soldados soviéticos miraron con desprecio a los soldados de la ROA, compatriotas que se habían unido a los nazis para luchar contra ellos, sus hermanos. Los soldados tuvieron un juicio militar, y la mayoría fueron considerados traidores con pena de muerte, salvo algunas excepciones debido a presentar pruebas de su reclutamiento forzoso. Vlasov y sus comandantes fueron detenidos, juzgados, y ahorcados el 1 de agosto de 1946 en Moscú.

Como conclusión voy a aportar mi propia visión y como no debe juzgarse aquel momento. Los estadounidenses han sido muy criticados por entregar a estos soldados rusos a su propia muerte, pero debemos entender que, dentro de los parámetros de cooperación militar, amparar traidores o desertores de un bando aliado, cuya jurisdicción no es competencia suya, se hace impensable. La mayoría de los colaboracionistas como Vlasov han sido ahorcados por la mayoría de los países. En Francia, soldados franceses que lucharon junto con los alemanes, al igual que sus superiores políticos como Pierre Laval, que fue ejecutado en 1945, fueron ajusticiados por traidores, siguiendo el protocolo militar. Por lo tanto, los soviéticos ejecutaron a sus propios traidores y desertores del mismo modo que Francia, Reino Unido, Yugoslavia, Grecia, Dinamarca, Noruega, etc. Incluso hoy en día, el tema de Vlasov y su ejército es bastante controvertido del que muchos prefieren no hablar.

BIBLIOGRAFÍA


-       General for Two Devils. International Historic Films, Germany, 1995, B&W/Color, 59 minutes, English commentary and subtitles

-       The East Came West: Muslim, Hindu, And Buddhist Volunteers in the German Armed Forces, 1941-1945, edited by Antonio J. Munoz (Axis Europa Books, 2002

-       M. GLANTZ, David; M. HOUSE, Jonathan, “Choque de titanes. La Victoria del ejército rojo sobre Hitler.” Desperta Ferro, 2017.

-       LELEU, Jean-Luc, “Waffen SS. Historia Completa de las Tropas más temidas de la Segunda Guerra Munial”. La Esfera, 2013.


miércoles, 15 de abril de 2020

La Historia es la que es

La Historia es la que es, igual no es la mejor pero es la nuestra. Disculpadme de antemano por el uso de ese pronombre posesivo de primera persona del plural. Es cierto que todos tenemos una historia, en minúsculas, es la que forjamos cada día al tomar decisiones desde el momento mismo en el que nacimos, igual no es siempre voluntario, desde luego, pero es nuestra historia. No. A lo que me refiero cuando hablo de Historia no es a la historia que todos hacemos. Pero dejadme que me explique e igual logro llegar a vosotros, mis lectores.


Como historiador, o egresado, como algunos bienintencionados tienen el orgullo de nombrarme -nótese la ironía-, he leído bastante sobre la Historia, y cuando eso sucede no puedes dejar de pensar que la Historia que leemos en los libros de texto es una imagen fija. ¿Qué no sabéis a qué me refiero? Seguro que vosotros, lectores de varios rangos de edad, usáis o habéis usado en algún momento las redes sociales y conocéis Instagram. Pues bien, cuando alguien sube una imagen a Instagram, normalmente, la acompaña de un texto que normalmente contextualiza, y otras veces añade información o le da un aire más interesante. Pues lo mismo pasa con los libros de Historia.

Empecemos por el principio

¿Qué es la Historia? Esta pregunta puede tener múltiples contestaciones dependiendo de la persona o historiador al que le preguntes, lo cual demuestra la subjetividad del asunto. A mi parecer, la Historia es un conjunto de relatos del pasado, hechos desde un presente concreto, que toman coherencia cuando se relatan desde un hilo conductor. Muchas veces el hilo conductor es el mismo tema que escoge el autor para empezar a redactar, pero muchas otras eso sería como empezar la casa por el tejado. La labor del historiador es, desde mi perspectiva, recopilar, comprender y analizar, de manera racional, documentación de fuentes muy diversas para elaborar un relato cohesionado que pueda llevar a hacer Historia, propiamente dicha.

Para acercaros al conocimiento sobre la Historia os recomiendo este libro. Marc Baldó también tiene otro libro titulado "Introducció a la Historia. Canvi, Estructura i Praxi", pero por cuestiones lingüísticas veo que muchos no lo disfrutaríais. También podéis buscar Introducción al estudio de la Historia de Josep Fontana. Os lo recomiendo.


Por eso, toda investigación que se precie (investigación es un sustantivo que me gusta mucho usar porque a veces parece que los historiadores seamos como investigadores privados) debe tener un comienzo, y donde debe empezar una labor histórica sino en una biblioteca o archivo histórico. Hablamos sobre el pasado, un pasado que no hemos vivido, lo que nos da una distancia muy necesaria para hacer Historia, puesto que si nos acercamos demasiado y nos implicamos de más (como un agente de policía), deberíamos estar fuera del caso. A modo de crítica, hay que buscar usar siempre fuentes primarias, pero esta afirmación es un desiderátum. No siempre están accesibles a todo el mundo, o esas fuentes directamente están en manos privadas, lo que a un investigador que se precie le hace saltar las alarmas cuando oye esto, porque si resulta que ese documento estaba desaparecido, y, de repente, aparece en manos de un coleccionista privado por arte de magia, es probable que estemos delante de una falsificación. Pero, claro, ¿quién sería el tonto que quisiera matar a la gallina de los huevos de oro?

Virtudes para un historiador

Como ya hemos anunciado en el anterior apartado, hay que meterse al barro y ensuciarse hasta encontrar esas tan ansiadas fuentes primarias que nos ayuden a comprender mejor el pasado de la humanidad, y todo lo relacionado con esta. Pero no todo acaba aquí y, a continuación, voy a comentar unas cuantas virtudes que creo que todo historiador que se precie debería tener:

Podría empezar por cualquier otra pero creo que la humildad es esencial. No soy yo quien para decirle a nadie cómo ha de vivir su vida. Pero si que pienso que es algo que todos deberíamos practicar en mayor o menor medida, desde ese jefe cabrón que nos hace la vida imposible hasta ese amigo o amiga que es más fantasma que los que comparten piso con Casper. ¿Cómo aplicamos esto al historiador? No por tener más seguidores, no por tener más renombre, eres intocable. El pasado es una imagen que vamos conformando entre todos los historiadores como si de un collage se tratase (pero con mejor resultado, digo yo). Puede que lo que esté aceptado hoy, dentro de un mes, un año, un lustro, deje de estarlo. No te endioses y aprende de tus errores. Porque como dijo una persona sabia hace tiempo "errare humanum est" (errar es de humanos). Igual lo que dijiste hace tiempo no es un error en sí, sino una falta de fuentes que años más tarde si que se tienen, pero acepta que no eres infalible. Acepta que no eres el historiador definitivo que va a sacarnos a todos de la edad de las tinieblas y llevarnos a todos a la iluminación como si fueses un Bodhisattva.

El Bodhisattva es aquel iniciado en las enseñanzas de Buda en busca de la Iluminación. Entiendo que a muchos os encante la cultura oriental y la mitología, pero que no hace falta llegar a estos extremos, ni seguir enseñanzas ciegas. De verdad que no.

Además, el historiador debe de ser perspicaz. Quiero decir, si lees sobre Historia y buscas hacer Historia, qué menos que tener algo que te distinga de investigadores anteriores, para hacer divulgación tenemos geniales divulgadores que son bien recibidos desde muchos ámbitos, pero a veces se saltan el primer consejo que os he proporcionado y se nos suben a las barbas. No olvidéis ser humildes, por favor, os lo ruego. Volviendo con la perspicacia, veo oportuno que tengáis una formación académica crítica, no solo hacia las fuentes históricas, sino con vosotros mismos. Esa capacidad crítica os permitirá encontrar el hecho detrás de la verdad. Así es, los historiadores no trabajamos con la verdad, eso se lo dejamos a los filósofos, a quienes, por cierto, también les mando un saludo como compañeros de inquietudes humanas y de penurias mundanas ante una realidad que manda al paro a la mayoría de gente que se dedica a las humanidades. Necesitamos apoyarnos más que nunca. Prosigo. El hecho es lo que hay detrás de los sucesos históricos, va más allá de valoraciones personales, y tiene un carácter racional. El problema viene cuando estos hechos empañan nuestra percepción personal. No voy a entrar a valorar, pero todos en algún momento hemos oído eso de "con Franco se vivía mejor". Puro complejo de Edad de Oro (no se para quién), créanme.

¿Qué más podría un historiador necesitar en su instrumental de rasgos deseables? Creo que esta va a doler: honradez. Existen historiadores y, gente de fuera, políticos y divulgadores, que ven la Historia como un fin para justificar sus ideologías. Es cierto que la Historia siempre se ha utilizado como una fuente de aprendizaje. Y es que ya lo decía Cicerón: "el que no conoce la historia toda la vida será un niño". Aprender mola, yo soy el primero que defiende eso, como historiador y profesor. Pero no tenemos que caer en ponernos las gafas del presentismo. Son muy "cool" y puede que te queden bien, pero no dejan de ser un filtro que puede llevarte a error. A veces un filtro negro y deprimente y otras un filtro rosa y emocionante. No todo en la vida es blanco o negro, bueno o malo. Los historiadores nos movemos en escalas de grises y equidistancia moral. Dado que la sociedad busca usar la Historia para fines propios, a veces egoístas, nosotros debemos dar ejemplo, y cuando realicemos nuestra labor alejarnos de ideologías para contar los hechos. Tenemos un deber moral para con la sociedad, debemos de ser honrados, y quizás por eso despertemos tanto recelo. Es una virtud, pero también una obligación, y un poder que debemos saber usar para no corrompernos y caer en la estulticia malintencionada. Debemos respetar el rigor que se exige para nuestra labor.

Motivaciones personales

No me gusta mentir. Y para qué engañarnos no se me da nada bien. Por eso, veo necesario comentaros cual es el motivo que me mueve a escribir este artículo de opinión. Navego cuanto puedo, quizás demasiado por las redes sociales, y me encuentro muy a menudo polémicas sobre cuestiones políticas que acaban teniendo que aclararse usando la Historia. No es un arma arrojadiza; debería de ser una argumento de última instancia siempre que se quiera justificar una opinión personal.

Este libro quizás pudiera aclarar ciertas dudas que podáis tener al respecto de la Leyenda Negra y la utilidad que esta tiene para justificar ciertos relatos históricos con un carácter defensivo contra argucias y falacias que pretenden enfatizar la conciencia nacional.

Es cierto que, como ya he dicho al principio, a la Historia le pasa un poco como a las fotos de Instagram. Son fotos fijas con un contexto concreto. Y a veces se hace pasar una foto fija como un representativo del todo absoluto, y más cuando hablamos de estructuras históricas. Por ejemplo, siempre ha existido una especie de Leyenda Negra en torno a la Historia de España, sobre todo, en ciertos puntos concretos como la Reconquista, el Descubrimiento y la Conquista de América y la Guerra Civil. Vivimos acomplejados durante mucho tiempo, y parece que la única reacción posible se basa en dejar de ver lo propio y predicar alabanzas en clave histórica en base a "pero este lo hizo peor", y no. No deberíamos caer en esta sensual y tentadora forma de ver el pasado. No tenemos nada que ver con las personas que vivieron en el pasado, por lo general, puede (y digo puede) que nos una la línea de sangre (en pocos casos), pero nosotros no somos nuestros antepasados. ¿Por qué deberíamos de sentir orgullo o vergüenza por algo que hizo alguien que no somos nosotros? Quizás este sea un reto a superar que nos dejó la concepción patriótica y nacionalista del pasado, tan vigente (parece ser), aun, a día de hoy.

Aquí tenemos el que puede que sea un ejemplo de cómo aún a día de hoy seguimos teniendo que superar ciertas perspectivas históricas. En este caso, desde la perspectiva de la divulgación histórica. No es nada personal.


Los historiadores abrazamos ciertos convencionalismos para facilitarnos la labor, pero siempre debemos matizar lo que decimos para que se pueda entender el mensaje. No tenemos que pasar por ciertos aros, como si fuéramos mascotas amaestradas y acomplejadas ridículamente. Podemos decir que la Monarquía Hispánica tuvo actitudes colonialistas tanto en el siglo XVI como en el siglo XIX y no es ningún motivo de vergüenza. Ni tampoco podemos decir que, como no fue dicha actitud o actividad como la inglesa, no existió. Si aceptásemos estas desfachateces, también, tendríamos que aceptar que, en España, nunca sucedieron otras cuestiones como una Revolución Industrial o movimientos revolucionarios de carácter burgués en el siglo XIX. Actualmente, las aceptamos como tal, pero matizamos cuando hablamos de ellas, porque está claro que el modelo de Revolución Industrial que experimentó Inglaterra no fue el mismo que el de Alemania, por poner un ejemplo. Tampoco pasó así con otras cuestiones como el movimiento obrero o el auge de la burguesía y el liberalismo, pero haberlo lo hubo.

Por último, a lo que quería llegar es que la Historia existe para ser disfrutada y aprender de ella ciertos valores, que puede que sean aplicables como refuerzo positivo o castigo dependiendo de cada caso particular, pero no hemos de intentar cambiarla. Parafraseando una frase de la famosa serie de TVE, el Ministerio del Tiempo: "la Historia puede no ser la mejor, pero es la que es. No hay que intentar cambiarla porque podría ser todavía peor".



Se despide de vosotros vuestro enérgico y apasionado clionauta.
Fdd. Remus Okami.