viernes, 20 de marzo de 2020

CARTAGO CONTRA LOS TIRANOS



La pugna por el control del Mediterráneo


Las Guerras Sicilianas o Guerras Greco-Púnicas fueron una serie de acontecimientos entre cartagineses y las colonias griegas de Italia y Sicilia. Se trata de uno de los conflictos más largos de la antigüedad, un suceso muy importante para el desarrollo de Cartago en su expansión territorial, y su papel transitorio de colonia fenicia a potencia. También porque suponen la resistencia del mundo fenicio, en plena decadencia frente a un colonialismo griego en pleno auge y sin freno alguno, pasando a convertirse en aisladas colonias fenicias, a formar parte de una entidad cultural nueva, convirtiéndose en los púnicos, los pueblos sucesores de los fenicios que poblaron el mediterráneo mil años antes.

Las fuentes más importantes sobre estas guerras se perdieron en la quema de Cartago por parte de los romanos, por lo que hay muchas lagunas que probablemente no vayan aclararse nunca. Pero tenemos menciones griegas y latinas sobre lo ocurrido, cuyo análisis sirve como punto de partida para establecer una un relato de lo sucedido.

"Cartago contaba con la flota más numerosa y poderosa del Mediterráneo, siendo la principal fuerza contra la piratería. No se sabe a ciencia cierta el tamaño del puerto de la ciudad, pero por las descripciones griegas, debemos pensar que fue un gigantesco puerto capaz de albergar miles de naves en mantenimiento"

Tras la caída del mundo fenicio en el siglo VIII, las colonias fenicias perdieron el monopolio de las rutas del mediterráneo occidental. Los griegos, se expandieron sin que nadie se lo impidiese, a las costas ibéricas, itálicas y las islas de Sicilia o Córcega. De estas ciudades fenicias, una acabaría liderando la resistencia fenicia contra el mundo griego, Cartago, que impulsará un renacimiento de la cultura fenicia que daría lugar al mundo púnico.

Cartago entabló el control de las ciudades fenicias, y formó una enorme flota con los barcos mercantes para aplicar un bloqueo. Los cartagineses se aliaron con una civilización del norte de Italia, los etruscos, que dejaron claros las limitaciones del comercio entre ellos: los etruscos se quedarían con el mar Tirreno, mientras que Cartago se quedarían con el resto del mediterráneo occidental. Una flota etrusco-cartaginesa, interceptó una flota griega, que huía de Asia Menor por el dramático éxodo de los foceos tras la invasión persa de Ciro el Grande.
"La escasa información sobre las guerras greco-púnicas nos viene directamente de fuentes griegas. Gran parte de las descripciones de historiadores cartagineses se perdió con la destrucción de Cartago por parte de Roma".

Los cartagineses y etruscos provocaron un enfrentamiento naval el año 540 a.C. que a pesar de la destrucción de los barcos foceos, no pudieron evitar que naufragaran en la isla de Córcega, que estaba dentro del área de influencia cartaginesa. Sin embargo, sirvió para dejar claro a los griegos que no eran bien recibidos y dibujar las limitaciones cartaginesas en el mediterráneo. Poco a poco, los cartagineses bloquearon el mediterráneo occidental, y acabaron aislando a las colonias griegas del sur de la Galia y de la Península Ibérica del resto del mundo griego.


Los tiranos de Siracusa

"Siracusa prosperó gracias a gobiernos tiránicos bajo el liderazgo de una figura personalista. Estos tiranos se ganaban el favor de la población promocionando obras públicas impresionantes que se pueden apreciar a día de hoy."

El control de los cartagineses de la circulación de mercancías y metales de la Península Ibérica, se llevó a rajatabla. Sin embargo, la isla de Sicilia, presentaba un obstáculo a sus intereses, cuando la ciudad de Siracusa comenzaría a expandirse por el resto de la isla.

Durante el siglo VI a.C. la cosa cambiaría a favor de las colonias griegas de Sicilia. El mundo etrusco, principal aliado anti-griego de Cartago, se derrumbó tras las invasiones galas del norte; y latinos y romanos desde el sur. Esto se sumó junto con el liderazgo de Siracusa, una polis localizada en la costa oriental de Sicilia fundada por los corintios. La democracia en la ciudad, fue mínima y su desarrollo fue interrumpido por el auge de gobiernos tiránicos, aupados por la población más desfavorecida, que llevaron a la ciudad a un periodo de gran esplendor.

Gelon de Siracusa, originario de una familia sacerdotal del culto a Démeter, se convirtió en el primer tirano de la ciudad tras un golpe de estado, y presentándose enemigo de las familias oligárquicas de la ciudad. El resto de las polis sicilianas, respaldaron el liderazgo de Gelion en la isla, y formaron una coalición en torno a Siracusa para unificar la isla.
"Gelón fue el primero de una serie de tiranos a partir del 540 a.C. cuya tiranía fue inspirada por una ciudad vecina que adoptó el gobierno tiránico con buenos resultados"

Los cartagineses conversaban unos pocos asentamientos junto con ciudades griegas pro-púnicas para proteger el paso del tráfico naval desde Túnez, y no podían permitir el expansionismo siracusano en el resto de la isla. Comenzaría en el año 480 a.C. una serie de guerras que durarían dos siglos por el control efectivo de Sicilia por parte de cartagineses y griegos.


Gelion contra los magónidas

"Imagen antepuesta de una más cara griega con otra púnica, representando el choque de los dos mundos en las guerras greco-púnicas."

Cuando Gelión atacó la ciudad siciliana de Himera, el tirano Terilo, tuvo que exiliarse y pedir auxilio a los cartagineses. Este casus belli, sirvió como excusa al Imperio Cartaginés de intervenir en un escenario un tanto problemático para sus intereses, y así reforzar el control del paso del norte de África.

La expedición cartaginesa de Amílcar Magón, se describe con un número mayor a 300.000, pero a nivel personal considero que dicha cifra es exagerada e imposible. Se sumaba una flota de apoyo de al menos 200 buques de guerra, un número inferior debido a la poca capacidad de respuesta de la pequeña flota siracusana. . En un estado aún prematuro y que todavía no tenía suma importancia dentro de la doctrina cartaginesa, eran los guerreros libios, armados con jabalinas y escudos pesados, pero formados para luchar junto con la falange y no como unidad de choque, como serían en las guerras púnicas. No se sabe muy bien si los guerreros íberos combatieron, pero si se conoce que junto a los cartagineses lucharon guerreros ligures, habitantes de la galia itálica, equipados con armamento cartaginés.

"La Batalla de Salamina coincidió con la guerra entre cartagineses y griegos en Sicilia, que usó Siracusa como arma propagandística de la invencibilidad de los griegos.

Este ejército clásico cartaginés, luchaba todavía en formaciones muy cerradas, formando un muro de lanzas y escudos variados del aspis griego. Frente al ejército de Amílcar, tenemos el ejército tiránico de la coalición siciliana, al mando de Gelón de Siracusa, donde podemos ver una falange griega mejor formada. Se trataba de un ejército profesional ciudadano de menor número debido a la capacidad de mano de obra de estas ciudades, por lo que se reforzó con mercenarios, cosa que los griegos se olvidan de mencionar en sus fuentes. Las fuentes hablan de que su número oscilaba los 50.000, cosa totalmente exagerada y falsa. Los ciudadanos que no podían permitirse el equipo de un hoplita, servía como peltasta, infantería de proyectiles. La élite siracusana y parte de la aristocracia de las ciudades aliadas de Siracusa, formaban el grueso de la caballería griega.


La caballería de Gelion presionó el flanco derecho cartaginés aprovechando que la caballería cartaginesa no estaba en condiciones de hacerles frente debido a su pequeño número. Entraron en el puerto improvisado y prendieron fuego a sus barcos, que Diodoro asume que en todo ese caos, murió el mismísimo Amílcar. Entonces, el ejército de Gelión marchó para atacar el campamento con el ejército de tierra, suponiendo que consiguió dar un rodeo rápido a través de la ciudad de Himera, rodeándola hacia la izquierda de su campamento y alcanzando el ejército cartaginés desprevenido mientras sitiaba la ciudad.

Tras ganar una escaramuza entre tropas cartaginesas y griegas, atacó el campamento cartaginés. Las tropas íberas y galas se plantaron a defender el campamento, ganando un enfrentamiento contra los hoplitas siracusanos, y posicionándose en zonas de ventaja. Tras esta situación que se estaba viendo desbordada, los cartagineses huyeron hacia una colina para obligar a los griegos a presentar batalla en un terreno menos favorable. Tras una sangrienta lucha, los griegos tuvieron que retirarse con muchas bajas, pero con la desaparición de Amílcar, y la pérdida de su equipo de asedio, hizo que los cartagineses abandonaran el asedio, una victoria que coincidía al mismo tiempo que la Batalla de Salamina y de las Termópilas, cuando el sentimiento helénico estaba en el aire.


Segunda guerra greco-púnica 410-340 a.C.


Tras la derrota sufrida en Sicilia, los cartagineses supieron reponerse y dar un giro a su política exterior para adaptarse a los nuevos tiempos. Durante el periodo de paz de Sicilia, los cartagineses aprovecharon para fijar su “hinterland”, un espacio de interés, que se extiende por el norte de África. Cartago efectuó una expansión militar desde Tánger hasta la frontera de Cirenaica con Egipto.
A esta expansión militar y el interés cartaginés de enfocarse en una economía agrícola frente al tradicional comercio fenicio, iba de la mano de una aristocracia terrateniente que controlaba parte de la política cartaginesa. Sin embargo, Cartago nunca renunció a Sicilia, sobre todo con el surgimiento de Siracusa como la potencia predominante en la isla. El mismo casus beli que antes, aprovechando una petición de ayuda de la población de la Segesta, el nieto de Amílcar, Aníbal Magón, desembarcó del mismo modo que su abuelo. ¿Sufrirá también el mismo destino?, ayudó a Segesta a derrotar a la coalición griega y volvió a Cartago triunfante. Aníbal volvió con una fuerza mayor, pero se encontró con una situación poco favorable para Cartago, tras sitiar durante ocho meses la ciudad de Akragas, y sucumbir a la peste junto con parte de su ejército.

"Representación gráfica del Asedio de Motya en 398 a.C."

El nuevo general cartaginés, Himilco, realizó una labor más cauta y eficaz que el impasible Aníbal, capturando no sólo Akragas, sino Gela y destruir un ejército siracusano capturando al tirano Dionisio I. Consiguió un tratado de paz que dejó a Cartago como dueña de parte de la isla, siendo junto con Siracusa la dueña de la mitad de la isla.

La Tercera Guerra Greco-púnica (398-393 a.C.) sucedió poco después, cuando Dionisio consiguió consolidar de nuevo su poder y ejército y romper el tratado de paz con el asedio de Motya y Messina. Tras un fallido ataque naval sobre Siracusa, en una época donde se improvisaron nuevas armas de asedio como las catapultas griegas que se usaron en Motya. Cartago perdió las conquistas anteriores y Dionisio reconstruyó su poder. Es comprensible que Cartago no pudiera centrar sus esfuerzos en Sicilia, debido a una rebelión que surgió en su propio suelo y la invasión de ciertas tribus nómadas en su territorio.


Agatocles, el tirano del pueblo


Agatocles fue un personaje controvertido, de origen humilde, y que a pesar de la información que tenemos, se torna algo confusa. Agatocles se hizo al cargo de un poderoso ejército mercenario que amenazaba los asentamientos cartagineses y siracusanos, asediando la propia Siracusa. Agatocles pidió ayuda a Amílcar, el nieto de Hannon el Navegante, que se presentó con un ejército expedicionario, esta vez, para ayudar a Siracusa y cobrar su ayuda a precio de oro. Con ayuda de los cartagineses, Agatocles se convirtió en tirano de Siracusa. Agatocles fue un populista que gozaba el favor de los estamentos más desfavorecidos de la ciudad.
"Agatocles 361-289 a.C., pasó de ser el hijo de un ceramista de Calabria, a convertirse en rey de Siracusa, poniendo en jaque al poderoso Imperio Cartaginés"

Tarde o temprano, Agatocles se volvió en contra de los cartagineses, librando batallas que éstos vencieron, y acorralaron al tirano en su propia ciudad. Pero una hábil estrategia de Agatocles sorprendió a los cartagineses cuando organizó una invasión con el ejército que tenía sin que los cartagineses se dieran cuenta, y se presentó con 14.000 soldados a las costas de África.

Los cartagineses se presentaron superándoles en número, y donde presentaron una buena cantidad de carros de guerra púnicos. Los griegos presentaron batalla en terreno elevado, centrando a los hoplitas apoyados por los marineros, y reforzados por guerreros samnitas, que gozaban de una fama terrorífica en la batalla. Los carros de guerra púnicos cargaron por detrás, pero los hoplitas abrieron huecos para luego rechazarlos, muchos carros perdieron las riendas de sus caballos y otros sin darse cuenta, llegarían a chocar con la infantería cartaginesa que venía en su ayuda.

Agatocles cargó contra la Guardia Sagrada, matando a su capitán y haciendo que huyeran hasta la misma Cartago. Cuando se hizo de noche, Agatocles aprovechó para destruir el campamento cartaginés, dando muerte a uno de los traidores que cambiaron de bando, Aelymas, como represalia por su traición. Este ataque nocturno, según las fuentes latinas, inspiró a Escipión en la Segunda Guerra Púnica.
"El teatro de Siracusa, reformado en época helenística y luego romana, patrimonio de la humanidad"

Pero Agatocles había llegado al límite de su capacidad, era buen estratega, pero no podía hacer más contra la limitada capacidad económica y humana de Siracusa. Cartago siempre presentaría un ejército nuevo para hacerle frente, tenía el control de los mares y la capacidad económica para enfrentarse a una guerra sin precedentes. Agatocles volvió a Italia, organizó una guardia personal formada por samnitas, y tras eliminar a sus adversarios políticos, se convirtió en rey de Siracusa, hasta morir asesinado por su propio nieto Arcagato en el año 289 a.C. Cartago disfrutó este periodo de un liderazgo indiscutible de Sicilia a cambio de no invadir los territorios siracusanos.


La llegada de Pirro y Cartago como dueña de los mares


Poco después a Cartago se le presentaría otra oportunidad con la invasión romana de Campania, y la llegada de Pirro de Epiro por Taras y Siracusa para frenar a los romanos. El ambicioso Pirro llegó a Sicilia para expulsar a los cartagineses, en un intento de ganarse el favor de las poblaciones sicilianas que le veían como un conquistador más que un liberador, llegando a conquistar Palermo y Eryx, pero descubrió el complejo mapa geográfico siciliano para entablar una guerra, primando los asedios frente a las batallas a campo abierto, teniendo el mismo problema que los tiranos en el pasado.

Pirro tuvo que volver a Italia tras el fracaso del asedio de Lilibeo, y parar a los romanos en Italia, que amenazaban con cerrarle el paso en Campania. Siracusa se quedó sola a merced de los cartagineses, se había dejado claro que la era de los tiranos había pasado, y que Siracusa por si sola no podía hacer frente al gigante cartaginés.
"Pirro de Epiro luchando contra los romanos en Italia"

Pirro consiguió acorralar a los cartagineses en Lilibeo, iniciando un largo y costoso asedio que posiblemente llegó a costarle el conflicto. El ejército de Epiro, aunque mejor armado, disciplinado y de lo mejor de su época, no contaba con un factor importante, la moral. Los griegos se desmoralizaban con cada batalla, viendo que las exigencias de su comandante crecían al mismo que sus bajas en batalla. A pesar de no haber ganado importantes batallas a romanos y tener al ejército cartaginés retenido en Lilibeo, la situación se hizo insostenible para Pirro, que tras llegarle noticias de que en su tierra natal había problemas, decidió retirarse y abandonar a su suerte a sus aliados italianos.
"Invasión griega de Italia. Pirro de Epiro fue invitado a Sicilia por Siracusa para luchar contra el tradicional aliado de Roma, los cartagineses. Tras una serie de victorias contra los cartagineses en Lilibeo, Pirro no pudo controlar dos frentes abiertos en una campaña que empeoraba con la desconfianza de sus propios aliados sicilianos"

El fin de las Guerras Pírricas fraguó el dominio de dos grandes potencias: la aparición de un nuevo actor en Italia, la República Romana que conseguía tener acceso al mar desde la Magna Grecia, y participar del comercio que dominaban griegos y cartagineses. Y Cartago, convirtiéndose en la indiscutible principal potencia de Sicilia. El mundo griego comenzaría a desmoronarse, perdiendo su independencia en Italia, los Reinos de Sucesores demasiado ocupados frente a luchas entre ellos para preocuparse por el auge de Roma y Cartago, y Siracusa, sola frente a púnicos y romanos. Cartago aprovecharía cualquier escusa para quitarse de en medio a Siracusa y ejercer el pleno control sobre la isla, y con ello, el control del paso de Túnez, hecho que desencadenaría la Primera Guerra Púnica.

Bibliografía:


ANDREWES, A.; "The Greek Tyrants", Londres, 1958.

FREEMAN, Edward A., History of Sicily, Volume 1, pp. 283–297 

MANGAS, Julio; "Textos para la historia Antigua Grecia", Ediciones Cátedra S.A., Madrid, 1978.

WOODHEAD, A. G., "The Greek in the West", Londres, 1962




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